Presentación   /   Página de Inicio   /   Frases y citas para el cambio   /   Libro de visitas
  ÍNDICES POR TEMAS O ETIQUETAS:

jueves, 26 de mayo de 2016

La botella medio vacía

Fuente:“Ahora yo” de Mario Alonso Puig.

Una de las creencias más dañinas que puede poner en marcha nuestra mente, es la que da lugar a la percepción de “la botella, medio vacía”.

Sabemos que donde ponemos la atención van nuestras emociones, va nuestra energía, y se hace más real para nosotros. Cuando solo se ve “la botella, medio vacía” es porque nuestra atención se ha enfocado precisamente en este aspecto de la vacuidad de la botella. Esto impide que nos demos cuenta de que la misma botella ofrece simultáneamente dos realidades diferentes: la mitad, medio vacía, y la otra mitad, medio llena.

Hay muchas personas que no son conscientes de ello. No es que decidan de forma voluntaria ver las cosas de esta manera, sino que son arrastradas a ver así las cosas por algunas creencias limitantes. Con frecuencia quedamos atrapados en una serie de ideas y creencias disfuncionales que hacen que tengamos una imagen distorsionada de nosotros mismos y del mundo. No vemos el mundo que es, sino el mundo que nosotros construimos en base a lo que creemos.

La persona cautivada por esta percepción que hace ver “la botella, medio vacía”, está fundamentalmente resentida y por eso no suele ser agradecida. ¿De qué va a estar agradecida esa persona, si la botella que ve está siempre medio vacía?

No hay límite para el nivel de insatisfacción al que puede llegar esta tendencia, porque estas personas siempre se están comparando con aquellas que tienen más que ellas, y todos sabemos que, llevado al extremo, esto nunca tiene fin. Hasta un yate de lujo puede tener siempre un metro más de eslora.

Una persona que esté afectada por esta manera de ver las cosas nunca va a sentirse plenamente satisfecha con nada ni por nada. Este tipo de hábito mental pernicioso tiene muchas consecuencias negativas y la principal es que no hay un reconocimiento sano de lo que se va logrando en la vida. Ello lleva a experimentar la sensación de que se haga lo se haga nunca va a ser suficiente. Se trata, por tanto, de una creencia que genera a su vez un hábito de pensamiento, el cual va metiéndonos en una espiral negativa que puede finalmente conducirnos a la desesperanza y a la depresión.

Quien está “contaminado” por este “residuo tóxico” en forma de creencia negativa y disfuncional, da por sentado, da por cierto e incuestionable, que hay algo en su esencia que es incompleto, que le falta, y por eso todos sus esfuerzos están encaminados a superar, a cubrir esa deficiencia. Su mentalidad de “yo no soy suficiente” la proyecta al mundo exterior en forma de “nada de lo que hago es suficiente”. Como consecuencia de ello, no hay un reconocimiento sincero y profundo por los éxitos alcanzados. Siempre falta algo, siempre todo es incompleto, siempre la “botella está medio vacía”.

No pensemos que ver la botella medio vacía es el camino para superarse porque no lo es. Es cierto que, al comienzo, es un buen acicate para conseguir las cosas, pero con el tiempo uno se acaba agotando hasta darse por vencido.

Debemos observar algunas de nuestras actuaciones y reflexionar sobre ellas. Solo así nos encontraremos con algunas de estas creencias limitantes, que nos están dificultando avanzar hacia la plenitud como ser humano. Cuando una de estas creencias inconscientes es expuesta a la luz de la consciencia, se debilita tanto que su presencia en nuestras vidas queda muy limitada y podemos hacer algo para empezar a contrarrestarlas.


No hay comentarios

Publicar un comentario en la entrada