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viernes, 26 de abril de 2013

Como el gallo de Morón

Concha Caballero

“La Comisión europea”, que en los tres últimos años ha decretado una sobredosis de recortes a diestro y siniestro, empieza a tener serias dudas sobre los efectos de sus políticas. La medicina alemana se ha suministrado en dosis excesivas y ahora parece que la austeridad ya no es la respuesta, pues el continente europeo entero se atrinchera en una larga recesión.

Bruselas ha concedido a España, “campeona” europea con el mayor agujero fiscal, dos años de margen para que cumpla con el déficit, PERO… vincula ese margen a un paquete de “reformas estructurales”, entre las que están incluidas las pensiones, y subraya la importancia de estas reformas incluso por encima del control del déficit.

¡Miedo me da…!

Concha Caballero en su artículo de opinión “El día que acabó la crisis” de El País Andalucía, señala que lo que más le preocupa de esta crisis no es cuándo acabará, sino cómo saldremos de ella.

El origen de esta crisis estafa —mitad realidad, mitad ficción— es difícil de descifrar, pero sus objetivos son claros y contundentes: hacernos retroceder 30 años en derechos y en salarios y reducir a cenizas derechos que tardaron siglos en conquistarse y extenderse.

¿Cuándo terminará la crisis?

- Cuando los salarios se hayan abaratado hasta límites tercermundistas y la juventud trabaje casi gratis. Cuando haya millones de personas paradas dispuestas a ser polivalentes, desplazables y amoldables con tal de huir del infierno de la desesperación.

- Cuando los alumnos se hacinen en las aulas y se haya conseguido expulsar del sistema educativo a un 30% de los estudiantes.

- Cuando la salud se compre, nuestro estado de salud se parezca al de nuestra cuenta bancaria y se nos cobre por cada servicio, por cada derecho, por cada prestación.

- Cuando las pensiones sean tardías y rácanas y nos convenzan de que necesitamos seguros privados para garantizar nuestras vidas.

- Cuando hayan conseguido una nivelación a la baja de toda la estructura social y todos, excepto la cúpula puesta cuidadosamente a salvo en cada sector, pisemos los charcos de la escasez o sintamos el aliento del miedo en nuestra espalda.

- Cuando nos hayamos cansado de confrontarnos unos con otros y se hayan roto todos los puentes de la solidaridad.

Entonces, solo entonces, la crisis habrá terminado.

De ella no solo saldremos más pobres y desiguales, sino, también, más cobardes y resignados.

Sin plumas y cacareando como el gallo de Morón.

* (La expresión se aplica, como recurso literario, a quien se queda derrotado, lamentándose, sin su dinero, riquezas o poder.)


1 comentario

  1. Todo lo que dices es cierto e inapelable. Lo malo es que nos hemos vuelto conformistas y aquí nadie se mueve.
    Saludos.

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