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viernes, 4 de febrero de 2011

El reloj del bulevar

De cómo saltó por los aires uno de mis muchos prejuicios

Antes de comenzar mi historia quiero que escuches esta canción:

Hace un año, aproximadamente, recibí por correo electrónico una presentación PowerPoint con un cuento titulado “La luciérnaga”, versión de una conocida fábula clásica.

Me pareció que lo mejor de aquella presentación, era la música que incluía. Nunca la había escuchado y me gustó mucho. Reproduje la presentación una y otra vez y, aunque el estribillo estaba en castellano, no sabía, ni siquiera intuía, el idioma de la letra de la canción.

Extraje de la presentación el archivo de la canción y las primeras letras del título y comencé la búsqueda:

La canción se titula Boulevardeko erlojua y pertenece al álbum «Aingeru» (Ángel) del grupo Urtz que se formó en 1988 y se disolvió en el año 2003.

BOULEVARDEKO ERLOJUAK

Boulevardeko erlojuak
taupada kolpe tristez darrai
baina bizitzaren orratzek
ez dute atzera egin nahi.

Bakarrik nago ixil deslai
galdu gintuen trenaren zai
oroitzapenen erruz orain
ez naiz amets egiteko gai.

Iraganaren andenetan
ahaztuta utzi genituen
gure sekretu etsituak
itxaropen hezituak.

Zure diamantezko begiek
bihotza urratu zidaten
hondartzan ez dago perlarik
maskor hutsen dudak besterik.

La noche no quiere venir
para que tú no vengas ni yo pueda ir.
Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.

Asfaltosko oihan honetan
irrifar baten bila nabil
amaiera gabeko filmak
malkorik gabeko iraultzak.

Pattar garesti honek ez du
zuk adina bero ematen
baina parte zaharran tabernek
ez dute maitasunik saltzen.

Una melodía que engancha, un estribillo colocado estratégicamente, la buena e intensa voz de Xabi Camarero de marcado signo “aor americano” (variante del rock melódico) y una letra que es pura poesía.

Una canción emocionante y conmovedora que hizo saltar por los aires uno de mis muchos prejuicios: el idioma que no lograba reconocer es el euskera, vasco en castellano, una lengua que desconozco totalmente y, sin embargo, “presuponía” nada poética.

EL RELOJ DEL BULEVAR

El reloj del bulevar sigue latiendo triste,
pero las agujas del destino no quieren
volver hacia atrás.

Estoy solo, en silencio, abandonado,
esperando al tren que nos perdió.
Por culpa de los recuerdos ya no soy capaz de soñar.

En los andenes del pasado dejamos olvidados
nuestros desesperados secretos,
nuestras acorraladas esperanzas.

Tus ojos de diamante rasgaron mi corazón.
No hay perlas en la playa
solo conchas vacías cargadas de dudas.

La noche no quiere venir
para que tú no vengas ni yo pueda ir.
Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.

Busco una sonrisa en esta jungla de asfalto;
películas sin final; revoluciones sin lágrimas.

Este caro aguardiente no da tanto calor como tú;
pero en los bares de la parte vieja no venden amor.


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